Después de unos minutos de silencio, escuchó una risa siniestra. Se levantó de la cama y fue hacia la habitación de su hija, pero encontró la puerta cerrada con llave desde el interior. Aterrorizada, comenzó a golpear la puerta, gritando el nombre de su hija. Pero nadie respondió.
Al día siguiente, después de que un cerrajero abriera la puerta de la habitación de su hija, la madre encontró algo que la dejó sin aliento. Había un juguete de peluche de un payaso siniestro en la cama de su hija, y una nota en la almohada que decía "te tengo".
La madre nunca volvió a escuchar los susurros o la risa siniestra de nuevo, pero su hija nunca volvió a ser la misma. Se aferró al juguete del payaso todo el tiempo, hablando en voz baja con él, y parecía estar siempre asustada. La madre nunca descubrió la verdad detrás del juguete o la nota, pero sabía que algo malvado vivía en su casa. Y se dio cuenta de que quizás, nunca volverían a estar seguras en su hogar.
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