martes, 11 de abril de 2023

Yuki conoce al Onryo

 Había una vez una aldea remota en Japón, rodeada de densos bosques y montañas escarpadas. En esta aldea vivía una joven llamada Yuki, quien era conocida por su belleza y gracia. Pero Yuki ocultaba un oscuro secreto: todas las noches, su espíritu se desprendía de su cuerpo y vagaba por los campos y bosques cercanos.


Una noche, mientras estaba en su estado espiritual, Yuki se topó con una anciana que vivía sola en una pequeña cabaña en el bosque. La anciana le pidió ayuda a Yuki para encontrar a su nieto desaparecido, y la joven accedió a ayudarla.


Pero a medida que Yuki se adentraba en el bosque, comenzó a sentir una presencia maligna que la acechaba. De repente, una figura oscura y siniestra emergió de las sombras, y Yuki se dio cuenta de que estaba frente a un espíritu vengativo conocido como el Onryo.


El Onryo había sido un guerrero samurai que había sido traicionado y asesinado por su señor. Desde entonces, su espíritu había vagado por la tierra, buscando venganza contra aquellos que lo habían traicionado. Ahora, había fijado su mirada en Yuki.


Aterrorizada, Yuki intentó huir, pero el Onryo la perseguía implacablemente, emitiendo un sonido aterrador que hizo que los árboles y las hojas temblaran. Finalmente, Yuki llegó a un santuario sagrado, donde se refugió en un altar.


Pero el Onryo no se detuvo allí. Rompió la puerta del santuario con su fuerza sobrenatural y se abalanzó sobre Yuki. Justo cuando pensó que su fin había llegado, Yuki recordó las antiguas enseñanzas de su abuela sobre cómo conjurar un hechizo de protección.


Concentrando toda su fuerza y concentración, Yuki pronunció el hechizo sagrado, creando un círculo de luz protectora a su alrededor. El Onryo intentó penetrar la barrera, pero fue en vano. Después de un largo y difícil enfrentamiento, el Onryo finalmente se rindió y se desvaneció en la oscuridad.


Yuki regresó a su cuerpo exhausta pero a salvo. Desde entonces, nunca volvió a vagar sola por la noche, y cada vez que pasaba cerca de ese santuario, se aseguraba de hacer una ofrenda en honor a los antiguos dioses y espíritus protectores.

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